lunes, 16 de junio de 2008

Dennis Nilsen, el asesino escocés


Las tierras escocesas tienen un encanto particular, atrayente. Son tierras de hombres bravos e historias épicas. Pero para el caso que nos ocupa hoy, también son hogar de uno de los más terribles asesinos del Reino Unido: Dennis Pilsen.

Nació en Strichen, Aberdeenshire el 23 de noviembre de 1945, el mismo año en que terminó la Gran Guerra, en el seno de la familia Nilsen-Whyte. Los problemas del progenitor con la bebida marcaron con fuerza la infancia del joven. Betty, la esposa, decidió poner fin a aquel matrimonio y se trasladó, tras un penoso divorcio, a casa de sus padres. Allí vivían ya los tres hijos del matrimonio, refugiados de la trágica vida que les esperaba en el hogar paterno.

A los seis años Dennis tuvo que asistir al entierro de su abuelo, que lo había criado desde que nació. Fue la visión del cadáver del anciano uno de los detonantes de una obsesión que lo condujo a su trágico destino, según sus propias declaraciones, cuando fue arrestado.

Otro de los motivos de sus crímenes, se justificó, fue un acontecimiento que sucedió cuando contaba unos ochos años.

Estuvo a punto de morir ahogado mientras nadaba, pero fue rescatado por un joven. Este, una vez con el niño en tierra, parece ser que se mansturbó sobre él y le dejó una substancia blanca sobre su estómago.

Su infancia transcurrió sin más traumas ni complicaciones. Incluso participó en actividades comunales, y ayudó a encontrar a un hombre que había desaparecido en su vecindario. Fue él y su compañero el que lo encontraron, ya muerto, flotando en un río.

La adolescencia le trajo el descubrimiento de su homosexualidad, que durante unos años mantiene oculta y sin mantener relaciones con ninguna otra persona. En su imaginación, se veía a él mismo, lívido como un cadáver, y de esa guisa mantenía vivas sus fantasías eróticas.

Tras su paso por la Armada británica, una etapa que duró diez años, comenzó a trabajar en una agencia de trabajo, además de prestar servicios de voluntario en una asociación de ayuda a personas con escasos recursos.

Las relaciones con otros hombres comenzaron al final de su juventud, aunque siempre fueron esporádicas, sin conseguir mantener junto a él a una pareja estable.

En 1978 comenzó la carrera homicida del Asesino Escocés.

En un pub conoció a un muchacho de 14 años, Stephen Dean Holmes, con el que pasó la noche del 30 de diciembre. Al volver de un concierto, se topó con Dennis, quien le invitó a visitar su casa, y mantuvieron relaciones. Durante la noche, el asesino despertó y se sorprendió mirando el cuerpo del joven durmiente. La imagen despertó un súbito deseo en él y cogió la corbata que se había quitado unas horas antes. Hizo un nudo y estranguló al desafortunado muchacho.

Este luchó por su vida, pero fue en vano. Una vez lo dejó inconsciente, corrió a coger un cubo de agua y sumergió su cabeza en él, hasta que finalmente, murió.

No se ha sabido el nombre de este joven hasta 2006, cuando se consiguieron los suficientes indicios para identificarlo.

Una vez asesinado, Pilsen se planteó qué hacer con el cuerpo. Al no poder deshacerse de él con garantías de no ser descubierto, optó por esconderlo bajo el suelo de madera de su casa, un edificio unifamiliar en la calle Melrose Avenue.

Tras una semana, lo destapó, curioso. Al encontrarlo en estado de putrefacción, decidió llevarlo hasta la bañera y lavarlo. Con la misma agua se bañó él, excitado por la presencia de los restos mortales y culminó con un escalofrío su fantasía sexual.

Después, coció los trozos del cuerpo y tiró la carne por el desagüe, mientras que los trozos más grandes y difíciles de deshacer los quemó en una hoguera en el patio trasero de la vivienda.

Un año después le tocó el turno a Kenneth Ockendon, quien halló su fin mientras mantenía relaciones con su verdugo.

En mayo de 1980 Martín Duffey tuvo un final similar, mientras que Billy Sutherland falleció sin que se sepa a ciencia cierta la fecha, al igual que un joven filipino, todavía sin identificar. Dos nuevos “ligues” de Pilsen, también sin identificar, fueron los siguientes moradores del subsuelo de su hogar.

Las víctimas de esa época están a falta de identificar porque el psicokiller, en los interrogatorios posteriores a su detención, afirmó no conocerlos ni recordar los detalles de cada uno de ellos.

Se sabe, eso sí, que fueron 15 los que murieron a manos de este criminal, mientras que otros dos escaparon milagrosamente, aunque no denunciaron a Pilsen.

Su detención se produjo a raiz de un descuido.

Dennis cambió su domicilio, de la útil casa en Melrose Avenue, pasó a un apartamento en el centro de la ciudad. Allí tenía más difícil deshacerse de los cadáveres.

Nuevamente, decidió utilizar los desagües.

Lo que ocurrió fue que la carne se acumuló en las cañerías, que eran insuficientes para absorber la cantidad de residuos. Los vecinos, alertados por el mal olor de la conducción de agua, avisaron a un técnico, que descubrió los restos y llamó a la policía. Nilsen intentó limpiar la fosa séptica, pero fue descubierto y detenido.

En los interrogatorios, confesó su autoría, pero también alegó no recordar nada de la mayoría de los crímenes. Fue condenado el 4 de noviembre de 1983. Este año se cumple el periodo de reclusión forzosa, pero a partir de ese momento, podrá ser declarado apto para una revisión de la condena y poder disfrutar de la libertad condicional.

2 comentarios:

J.E. Alamo dijo...

para una...¿qué? libertad bajo palabra? No me dejes con la incertidumbre.

Víctor Alós dijo...

Ala, ya está...

Se me fué la cosa y me dejé una frase.

Un saludín